L'Heautontimoroumenos

L'HEAUTONTIMOROUMENOS
 

Lavé la sangre que cubría mi cuerpo en el río. Inmaculado de nuevo, dispuesto a volar. Para qué negarlo, parte de la sangre procedía de las heridas infectadas de mi espalda, aquellas por donde las alas ya hace tiempo que deberían de haber nacido. El resto era tuya. Fui acusado de amarte y matarte. Era lógico, nunca fuiste visto en mi entorno. Solo yo me movía en el tuyo arrastrándome una y otra vez por mi incapacidad para volar, arrastrándome mientras tú me escupías y yo te daba las gracias. Es algo que pasa factura. La gente que me quiere y conoce nunca estuvo ahí para verlo. Los testimonios eran inflados por tus mentiras, sustentadas por errores técnicos sin importancia a pesar de que sus consecuencias fueran catastróficas. No se me dio la oportunidad de defenderme, o quizás fui yo quien se rindió. Acabé quedándome sin palabras. Veía a gente y más gente entrar al juzgado. Testigos que hablaban en mi contra. Un jurado predispuesto e influido para declararme culpable. Así fue. Recordé aquel precedente en el que un inocente, ya que todos somos inocentes cuando soñamos tal como dijo aquel sabio, fue declarado culpable de amar a alguien por 8 hombres y 4 mujeres. Solo algunos de los que se vieron obligados a declarar en tu favor supieron siempre la verdad. No fue más que un suicidio. Moriste entre mis brazos con los brazos en cruz y desangrándote, limitándome yo únicamente a beber tu sangre para llevar tu esencia siempre dentro de mí. Para que vivieras. La sangre es vida. Y es que nadie más que tú fuiste tu propio verdugo, porque los vampiros psíquicos que no aceptan sus fracasos acaban siempre clavándose la estaca en su corazón ellos mismos...


Josu Sein (2011)